LA COMPETENCIA COMUNICATIVA




 La competencia comunicativa es el término más general 
 para la capacidad comunicativa de una persona, capacidad 
 que abarca tanto el conocimiento de la lengua como la 
 habilidad para utilizarla. La adquisición de tal competencia 
 está mediada por la experiencia social, las necesidades y 
 motivaciones, y la acción, que es a la vez una fuente renovada 
 de motivaciones, necesidades y experiencias. 
Dell Hymes 






 La competencia comunicativa es una capacidad que  comprende no sólo la habilidad lingüística, gramatical,  de producir frases bien construidas y de saber interpretar  y emitir juicios sobre frases producidas por el hablante-  oyente o por otros, sino que, necesariamente, constará,  por un lado, de una serie de habilidades extralingüísticas interrelacionadas, sociales y semióticas, y por el otro, de una habilidad lingüística polifacética y multiforme. 
Gaetano Berruto








“La competencia comunicativa comprende las aptitudes y los conocimientos que un individuo debe tener para poder utilizar sistemas lingüísticos y translingüísticos que están a su disposición para comunicarse como miembro de una comunidad sociocultural dada”.

(María Stella Girón y Marco Antonio Vallejo, 1992: 14) 













Desde nuestra infancia, los seres humanos vamos adquiriendo y desarrollando una capacidad relacionada con el hecho de saber cuándo podemos hablar o cuándo debemos callar, y también sobre qué hacerlo, con quién, dónde, para qué y en qué Forma. Es decir, desde niños adquirimos un conocimiento no sólo de la gramática de nuestra lengua materna sino que también aprendemos sus diferentes registros y su pertinencia; somos capaces de tomar parte en eventos comunicativos y de evaluar la participación nuestra y la de los otros. 



La competencia comunicativa se manifiesta tanto en los sistemas primarios de comunicación como en los sistemas secundarios. Los sistemas primarios son los de la comunicación cotidiana. Sirven para el intercambio comunicativo necesario en el desempeño de todos los roles que implica la vida en sociedad: una llamada telefónica, una carta, un memorando, un cartel, un noticiero radial, etc.
 Los sistemas secundarios son de mayor elaboración y complejidad. Requieren más capacidad cognitiva del hablante-oyente real en su labor de codificar y descodificar textos, puesto que estas comunicaciones se producen en esferas de más elaboración cultural.


“La comunicación en estos sistemas es básicamente escrita, pero también comprende formas orales como conferencias, foros, seminarios, etc. Se trata de la comunicación literaria, científica, técnica, sociopolítica, jurídica, y de comunicaciones no verbales, como las artes visuales; o mixtas, como el teatro
(Girón y Vallejo, 1992:14).


La competencia comunicativa es un conjunto de normas que se va adquiriendo a lo largo del proceso de socialización y, por lo tanto, está socioculturalmente condicionada. Así pues, esa Competencia Comunicativa exige no sólo la habilidad para manejar una lengua sino además saber situarse en el contexto comunicativo de cada comunidad específica, en sus diversas formaciones sociales, culturales e Ideológicas.

Está claro, entonces, que la competencia comunicativa no se limita a la competencia gramatical o al conocimiento del sistema semiótico de una lengua. Por lo tanto, la competencia comunicativa se configura por la adquisición y desarrollo de una serie de competencias.



1. LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA 



Se caracteriza por la capacidad de un hablante para producir e interpretar signos verbales. El conocimiento y el empleo adecuado del código lingüístico le permiten a un individuo crear, reproducir e interpretar un número infinito de oraciones. Ese conocimiento y ese empleo se vinculan con dos modalidades diferentes de la lengua: la lengua como sistema de signos y la lengua en funcionamiento, en uso. 


 La lengua como sistema de signos corresponde al dominio semiótico, y su 

función esencial es significar. La lengua en funcionamiento, en uso, corresponde 
al dominio semántico, y su función básica es comunicar. 


2. LA COMPETENCIA PARALINGÜÍSTICA 




Es la capacidad de un hablante para utilizar de manera adecuada determinados 

signos no lingüísticos que le permiten expresar una actitud en relación con su 
interlocutor y con lo que dice: ya sea para declarar, interrogar, intimidar, rogar,ordenar, etc. 



En las comunicaciones orales, esta competencia se manifiesta en el empleo de los 

signos entonacionales: tono de la voz, cadencia o ritmo y énfasis en la 
pronunciación. 



En las comunicaciones escritas, se manifiesta por medio del empleo de los signos 

de puntuación, de las sangrías, de los nomencladores, de la distribución general 
del espacio, tipos de letras, etc. Estos recursos nos permiten identificar la división 
de un texto escrito en capítulos, párrafos, temas y subtemas. 








3. LA COMPETENCIA QUINÉSICA





e manifiesta en la capacidad consciente o inconsciente para comunicar 

información mediante signos gestuales, como señas, mímica, expresiones faciales, 
variados movimientos corporales, etc. Estos signos pueden ser expresiones 
propias o aprendidas, originales o convencionales. 


4. LA COMPETENCIA PROXÉMICA 

Esta competencia consiste en la capacidad que tenemos los hablantes para 
manejar el espacio y las distancias interpersonales en los actos comunicativos. Las 

distancias entre los interlocutores, la posibilidad de tocarse, el estar separados o 
en contacto, tienen significados que varían de una cultura a otra. Los códigos 
proxémicos se establecen, entonces, según la cultura, las relaciones sociales, los 
roles, el sexo, la edad. 
La competencia proxémica es esa habilidad que tenemos para crear, transformar y 
apropiarnos de espacios, tanto en la vida pública como privada. Ella nos permite 
asignarles significado al respeto o a la transgresión de esas distancias 
interpersonales y de los espacios codificados por los distintos grupos sociales. 


5. LA COMPETENCIA PRAGMÁTICA 


El punto de partida de esta competencia es la consideración de el hablar como un 
hacer. Todos los usuarios de una lengua tienen una capacidad que les permite 
asociar los enunciados con los contextos en que dichos enunciados son 
apropiados. El contexto no es, desde luego, sólo el escenario físico en el que se 
realiza el acto comunicativo, sino también esos conocimientos que se asumen 
como compartidos entre los participantes. Un acto comunicativo no es algo 
estático ni un simple proceso lineal; por el contrario, un acto comunicativo es un 
proceso cooperativo de interpretación de intenciones, en el cual un hablante 
intenta hacer algo, el interlocutor interpreta esa intención, y con base en esa 
interpretación elabora su respuesta, ya sea lingüística o no. 
Recordemos que la pragmática es la disciplina que se ocupa de estudiar el uso que 
los hablantes hacen del lenguaje en un contexto lingüístico o extralingüístico. De 
esta manera, podemos afirmar que la pragmática parte del supuesto de que la 
comunicación es la función primaria del lenguaje. 
Por eso, teniendo presente lo anterior, vamos a definir la competencia pragmática 
como la habilidad para hacer un uso estratégico del lenguaje en un medio social 
determinado, según la intención y la situación comunicativa; es saber ejecutar 
acciones sociales mediante el empleo adecuado de signos lingüísticos, o de signos 
de otros códigos no lingüísticos, utilizados de acuerdo con unas intenciones y con 
unos fines deseados. 
Según pretenda con su acto comunicativo informar, ordenar, interrogar, impugnar, 

sugerir, rogar, etc., el sujeto hablante necesita plantearse con precisión varias 
preguntas, si aspira a alcanzar con éxito sus propósitos: 
1. Cuál es el motivo, la finalidad y el contenido de su acción comunicativa. 
2. A quién va dirigida. 
3. Cuándo es el momento adecuado para emprenderla 4. Dónde debe efectuarla. 


6. LA COMPETENCIA ESTILÍSTICA 




Es el complemento indispensable de la competencia pragmática, puesto que la 
competencia estilística se manifiesta en esa capacidad para saber cómo decir algo, 
cuál es la manera más eficaz de conseguir la finalidad propuesta. ¿Cómo hemos 

de decirlo para obtener lo que queremos? sería la pregunta clave para esta 
competencia. 
Las actitudes estilísticas del hablante hacia su interlocutor —como la cortesía, la 
amabilidad, la paciencia, el enfado, la displicencia— son determinantes en la 
estructuración de los enunciados. Observemos, por ejemplo, las diferencias que 
existen en los dos enunciados siguientes, utilizados ambos para conseguir que 
alguien cierre la puerta: 
1. ¡Cierre la puerta, carajo! 
2. Por favor, ¿sería tan amable de cerrar la puerta? 
Además del principio de cooperación*
, están en estrecha relación con la 
competencia estilística las siguientes cuatro máximas: 
1. Sé claro: evita la oscuridad en la expresión. 
2. Evita la ambigüedad. 
3. Sé breve. 
4. Sé ordenado. 
Es evidente que el cómo se dice algo puede provocar aceptación o rechazo en el 
interlocutor y enriquecer o empobrecer la significación. 

7. LA COMPETENCIA TEXTUAL 




 la noción de texto ha sido objeto de arduas disquisiciones para 
su definición .En nuestro caso, podemos aceptar que un texto, 
“debe ser resultado de la actividad lingüística del hombre, ha de tener 
incuestionablemente una específica intención comunicativa y, por último, ha de 
explicitarse con suficiencia el contexto en el cual se produce” (Bernal Leongómez, 
1986: 17). Sin embargo, vamos a definirlo de un modo más simple como cualquier 
comunicación elaborada con base en un determinado sistema de signos y dotada 
de un propósito comunicativo específico**



De este modo, podemos definir esta competencia como “la capacidad para

articular e interpretar signos organizados en un todo coherente llamado texto. La
competencia textual implica las competencias consideradas anteriormente y,
además, las competencias cognitiva y semántica” (Girón y Vallejo, 1992: 20).







7.1. La competencia cognitiva




La enciclopedia cultural de cada hablante-oyente real le permite reconocer e


interpretar los contenidos científicos, socioculturales o ideológicos de un texto. La capacidad para llevar a cabo esa labor descodificadora es precisamente la competencia cognitiva, que por supuesto está hoy en día muy condicionada por la formación académica de las personas.




Ella hace posible que podamos comprender e interpretar textos de carácter


científico, técnico, literario, político, periodístico, comercial, etc., pues para

adelantar ese proceso debemos tener un conocimiento de las maneras específicas como dichos textos se estructuran y se formulan.



7.2. La competencia semántica




Cuando le asignamos el significado adecuado a cualquier signo o establecemos su
relación con un referente determinado, estamos haciendo una demostración de
nuestra competencia semántica. De igual manera, cuando comprendemos el
sentido de una frase o de una oración, o cuando realizamos la interpretación
global de un texto. Veamos algunos ejemplos con textos escritos:



Si reconocemos la diferencia que existe entre accesible y asequible (e incluso si no

recurrimos al “híbrido” acsequible, tan frecuente en estos tiempos), podemos
construir oraciones como:



La directora del proyecto es una persona muy accesible.

En realidad, el contenido de esa lectura no me pareció accesible.
Ese apartamento te resultaría asequible si lograras reducir la cuota de pago.
Dada su estatura, para él son asequibles todos los bombillos.



O también, si después de leer los siguientes versos de Alejandro González,

establecemos la correspondiente relación que ee ellos establecen con un referente:



“Señora del aire
 graciosa, ágil,
 de alas transparentes
 llevando el sol a cuestasde la rama al estanque,
 incansable”.



En el primer ejemplo, la competencia semántica se manifiesta en la capacidad para

asignar significados a las palabras; y en el segundo, para asignar referentes (como

los textos literarios se caracterizan por su pluralidad semántica y simbólica, sus

referentes son menos precisos y consolidados que los de los textos científicos).
Ilustremos esta diferencia comparando los versos anteriores con el siguiente
enunciado: “La figura consta de dos círculos concéntricos y de dos cuadrados.
Cada cuadrado está inscrito en uno de los círculos”. (Intenta dibujar esta figura y
asignarle el referente a los versos anteriores).



LA COMPETENCIA COMUNICATIVA trasciende la de competencia lingüística, pues para comunicarnos
de manera eficaz necesitamos conocimientos verbales y no verbales (quinésicos y
proxémicos), normas de interacción y de interpretación, estrategias para
conseguir las finalidades que nos proponemos y conocimientos socioculturales
(valores, actitudes, roles, relaciones de poder, etc.)





CIBERGRAFIA
Consultado el 8-03-2014 desde         http://aprendeenlinea.udea.edu.co/boa/contenidos.php/cb10887d80142488399661377b684b60/511/1/contenido/capitulos/Unidad11CompetenciaComunicativa.PDF 





1. LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA


es lo que siempre se ha conocido como gramática tradicional, con sus planos del lenguaje: morfología, sintaxis, fonética y fonología, y semántica. 

2. LA COMPETENCIA SOCIOLINGÜÍSTICA

incluye, al menos, las reglas de interacción social, el modelo speaking de Hymes, la competencia interaccional y la competencia cultural.

2.1. Reglas de interacción social
La competencia sociolingüística, o etnografía del habla, como la denominó Hymes (1971), es una descripción en términos culturales de los usos pautados de la lengua y el habla, o sea, las reglas de interacción social de un grupo, institución, comunidad o sociedad particular.

2.2. Modelo SPEAKING
S = (setting)situación
P = (participants)participantes
E = (ends)finalidades
A = (acts)actos
K = (key)tono
I = (instrumentalities)instrumentos
N = (norms)normas
G = (genre)género


Estos ocho elementos corresponden a las reglas de interacción social

S = Situación. Responde a la pregunta ¿dónde y cuándo? y comprende la situación de habla, lugar, tiempo y todo lo que la caracteriza desde un punto de vista material: una fiesta, un discurso, una clase. También incluye el evento de habla como parte menor de la situación de habla.
P = Participantes. Responde a las preguntas ¿quién y a quién?, e incluye a las personas que interactúan lingüísticamente: emisor e interlocutor, como asimismo a las personas que participan en el evento de habla e influyen en su desarrollo debido a su presencia.
E = Finalidades (ends). Responde a la pregunta ¿para qué? Este punto, según mi criterio, podría también ser incluido dentro de la denominada competencia pragmática, ya que tiene que ver con las intenciones del hablante al decir algo y con los resultados que espera obtener como consecuencia de ese "decir algo".
A = Actos. Responde a la pregunta ¿qué?, y se expresa a la vez como contenido del mensaje (tópico o tema abordado) y su forma, esto es, el estilo de expresión.
K = Tono (key). Responde a la pregunta ¿cómo? y expresa la forma o espíritu con que se ejecuta el acto. Un mismo enunciado, desde el punto de vista gramatical, puede variar su significado si se lo quiere expresar en serio, como una broma o como un sarcasmo. En este último caso anulando su significado semántico original.
I = Instrumentos. Responde a la pregunta ¿de qué manera?, y tiene dos componentes: los canales y las formas de las palabras. El canal puede ser oral (canto, discurso, silbido, el llanto...), la escritura, el lenguaje no verbal. En cuanto a la forma de las palabras, se toma en consideración su diacronía, ‘botica’ por ‘farmacia’, por ejemplo; su especialización o uso.
N = Normas. Responde a la pregunta ¿qué creencias?, y comprende las normas de interacción y las de interpretación. Las primeras tienen que ver con los mecanismos de regulación interaccional, o rituales: cuándo dirigir la palabra, cuándo interrumpir a alguien, duración de los turnos. Las segundas involucran todo el sistema de creencias de una comunidad, que son transmitidas y recibidas ajustándose al sistema de representaciones y costumbres socioculturales.
G = Género. Responde a la pregunta ¿qué tipo de discurso? y se aplica a categorías tales como poemas, proverbios, mitos, discurso solemne, rezos, editoriales, cartas al Director...



2.3. Competencia interaccional

Involucra el conocimiento y el uso de reglas no escritas de interacción en diversas situaciones de comunicación en una comunidad sociocultural-lingüística dada. Incluye, entre otras cosas, saber cómo iniciar, continuar y manejar las conversaciones y negociar el significado con otras personas; el tipo de lenguaje corporal apropiado; el contacto visual y la proximidad entre los hablantes y el actuar en consonancia con esas reglas. Un ejemplo: la conversación entre un cliente y la cajera en un supermercado se supone que no es personal, sino que se refiere a una transacción comercial, por lo que sería inapropiado hacer esperar a la otra gente que desea ser atendida si estas dos personas se involucraran en una conversación personal. Hay que hacer notar que las reglas que regulan estas transacciones están culturalmente determinadas y varían de cultura a cultura y, dentro de ésta, de una comunidad a otra.

2.4. Competencia cultural

Es la capacidad para comprender las normas de comportamiento desde el punto de vista de los miembros de una cultura, y actuar de modo que pueda ser entendido por dichos miembros y en que se espera que dichas normas sean entendidas. La competencia cultural, por lo tanto, involucra la comprensión de todos los aspectos de la cultura, especialmente la estructura social, los valores y creencias de la gente y el modo en que asumen que se deben hacer las cosas

3. COMPETENCIA PRAGMÁTICA

Un avance importante en el análisis del discurso fueron las contribuciones hechas por AustinSearle y Grice con la discusión de los actos de habla. Mientras que la sociolingüística daba énfasis al rol de la variación de la lengua y al contexto social, esta visión desde la filosofía consideraba los enunciados verbales no como oraciones, sino como formas específicas de acción social. En este acápite incluimos tres aspectos: la competencia funcional (actos de habla incluidos), la implicatura y la presuposición.

3.1. Competencia funcional
  1. Se refiere a la capacidad para lograr los propósitos de comunicación en una lengua. Existe una serie de propósitos por los cuales se usa la lengua: para especular, rechazar, retractarse, negar, clasificar, preguntar, perdonar, felicitar, saludar, agradecer, etc. Todos estos son actos de habla, esto es, cómo hacemos cosas con las palabras. Los actos de habla pueden variar de una cultura a otra ya que son el reflejo de diferentes sistemas de valores.

3.2. Implicatura
La implicatura es un tipo especial de inferencia pragmática, que no puede considerarse como una inferencia semántica ya que no tiene que ver con los significados "de diccionario" de las palabras, frases u oraciones, sino más bien con ciertas presunciones contextuales vinculadas con la "cooperación" de los participantes en una conversación.

3.3. La presuposición

Es otro tipo de inferencia pragmática, que parece estar unida más estrechamente con la estructura lingüística de las oraciones. Las presuposiciones no pueden considerarse como semánticas, en el sentido literal del término, sino que son muy sensibles a factores contextuales, y sus significados están implícitos en ciertas expresiones y sirven para evaluar la verdad de la oración. Por ejemplo, la expresión acabar de + infinitivo lleva una presuposición, como en el ejemplo: Acaba de terminar el partido, donde la presuposición es que el partido ya no se está jugando.

4. COMPETENCIA PSICOLINGÜÍSTICA
Incluye la personalidad del hablante, la sociocognición y el condicionamiento afectivo. Estos dos últimos puntos son difíciles de separar de la competencia pragmalingüística, y podrían incluirse en ésta, aunque por un mera cuestión metodológica se mantienen aparte.

4.1. La personalidad

El hablante los interlocutores incluye sus "cajas negras", cada uno con su nivel intelectual y cultural, su sistema de motivaciones, además del sexo, edad, estrato social, prejuicios, educación, estado emocional, etc. Todos estos elementos constituyen su identidad. A través del lenguaje los seres no sólo comunicamos información, sino que también intercambiamos significaciones, teñidas de nuestros estados de ánimo.

4.2. Sociocognición

el hecho de que los esquemas mentales, las actitudes y los valores no son sólo fenómenos individuales sino que están presentes en las mentes de los integrantes de una comunidad, se puede señalar que las representaciones mentales, junto a las actitudes con que los hablantes entran en una interacción y visualizan al otro, afectan la estrategia discursiva por usar y la evaluación de cómo (se) desarrollará dicho intercambio.

 4.3. Condicionamiento afectivo
 
la situación, el evento de habla y el acto de habla. los rasgos constantes de una persona, su personalidad, como sus estados de ánimo, son factores esporádicos que afectan la cantidad y la calidad de su interacción en eventos específicos, a lo que hay que agregar aquellos elementos contextuales que le dan un marco al evento de habla: el espacio social, el momento, el contexto institucional, las normas de interacción que deben aplicarse y la interpretación. De todas estas condicionantes depende la caracterización del ambiente psicológico en que se enmarcan


BIBLIOGRAFIA 

Pilleux, M. (2001). Competencia comunicativa y análisis del discurso. Estudios filológicos, (36), 143-152.











































































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